«Hay que acabar con la etiqueta de los barrios y disfrutar de la ciudad. Todos los lugares de la ciudad son igual de dignos». Cambiamos la palabra «barrio» por «bar» y lo entendemos todo. Y sin cambiarla. Porque es una frase de Jose Maria Parrado, el hijo de Manolo, el que se crió entre las paredes de este bar, el que ahora se distingue entre los empresarios de la restauración en Barcelona al estar al frente de distinguidos locales como Cañete, La Dama o la terraza Fernández. Es la visión Manolo de las cosas. Indagamos en su local primigenio, el bar-restaurante, del que emana todo lo que conocemos ahora. El lugar para calentarse antes de ir a trabajar, el de comer entre agradables, el de comentar la jornada por la tarde o el de discutir de política entre callos y huevos estrellados por la noche. El que inició Manolo ahora hace 40 años en una esquina concurrida del barrio de la Verneda.
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Paella Bar Boqueria.- Bendita marcha atrás
Lo desaconsejan. Lo hacemos. Hay momentos en que la primera idea no siempre es la buena. Y hablamos de gastronomía. El nombre del local y sus letras en amarillo espantarían a cualquiera que sepa untar un pan con tomate o que conozca más de dos clases de paella. Huiría. No es nuestro caso. Y no sólo porque sepamos que detrás está uno de los grupos de restauración más importantes del Principado (Los Marqués del Suquet de l’Almirall). Entramos porque sí, porque la Boqueria está girando la cara al nacional, porque sigue siendo nuestro mercado aunque el inglés sea el idioma predominante, porque le damos esa segunda oportunidad. Damos la vuelta y entramos. Paella Bar Boqueria. Son las 10.00h de la mañana y queremos comer, y beber con porrón. Justificamos la marcha atrás:
La Guingueta.- Abellán al sol
No quiere ser uno más aunque sabe dónde está. A pie de playa, donde la oferta está consolidada, donde la gente sabe qué pedir y qué esperar, proponer algo más y sin miedo agrada. La Guingueta enarbola lo que somos y a lo que ha llegado a ser esta ciudad sin perder de vista el agua. Un canto a la gastronomía glocal con guiños, un helado con al firma del mejor pastelero del mundo, un sandwich que constata calidad. Es el chiringuito de Carles Abellán, un chef con estrella, un cocinero que ha visto que en la playa de Barcelona (en el corazón de La Barceloneta) también hay hueco para cambiar la forma de expresarse y llegar a todo el mundo en propuesta, en producto y en servicio, ya que tres camareros nutren la arena, desde la que se puede pedir a carta y hasta que traigan el periódico. Servicio integral. Servicio de estrella. Sigue leyendo
La Bodegueta d’en Miquel.- Nou Barris reloaded
Disfrutar del día en Nou Barris. Un barrio históricamente obrero, que ha conseguido con luchas vecinales su integración en la ciudad y en sus comodidades sin perder nunca el orgullo propio. Aquí saben de tapas, de cultura de bar. Las reuniones vecinales toman estos recintos para prolongarse y es muy difícil sentirse defraudado. La inmigración del s. XX portó diversas procedencias al barrio, que han sabido integrarse para erigir algo propio. Y es aquí, entre bares de producto excelente y, seguramente, estética pretérita -de las que gustan a unos y escandalizan a otros, un bodeguero con experiencia ha cambiado. La Bodegueta d’en Miquel es una bodega -los parroquianos reconocen-, pero el jefe ha re-evolucionado el acompañamiento del vino. Sigue leyendo

Bodega Sopena.- “Vino, vida, vici”
Charla, bidón, brindis, vino, queso, vida. Bodegas pretéritas que reconfortan. Espacios de ocio que explican nuestro devenir, nuestra cultura como sociedad, gastronómica también. Bodega Sopena preside con este nombre la plaza del Mercado del Clot desde hace 40 años -con otro desde 1845-, surtiendo como bar y tienda el mejor vino y licor a los parroquianos de un barrio con existencia acreditada desde la Edad Media. Es vino a copas, surtido de Ibéricos para acompañar, vermut dominical e interacción impulsada por empático bodeguero de aspecto rocker. Es vida de bar.
Dirección: Clot, 55
Precio medio: Vinos a copas DO españolas, de 1,20 a 1,50€. Copa de vermut, 1,50€. Tabla de quesos, 5€. Jamón de Jabugo, 10€. Olivas, almejas o chipirones, de 1,50 a 2,50€. Vinos a granel, desde 1,70€ el litro.
Imprescindible: Tomar tonel con copa en mano. Ibéricos a discreción. Identificar al propietario. Pasar la tarde en el Clot.
Horario: De lunes a viernes, de 10.00 a 14.30h. y de 17.00h a 21.00h. Sábado, de 9.00 a 15.00h y de 18.00h a 21.00h. Domingo, de 10.00 a 15.00h.
Teléfono: 93 231 15 05
Según Cultibar
Hasta siete variedades de vino a copa, todos jóvenes y de buena conservación, que no superan los 1,5€. Infinitas si optas por botella. Sopena es una bodega para hablar de vino. Con cuatro bidones en el interior y dos en el exterior, además de barra a la entrada para altos de codos, se respira pasión enológica. Maderas, tanques y cientos de botellas en derredor, pero la vista se te va a lo alto, donde una pizarra canta bondades y acompañamientos. Hablarás con él de ella. Se llama Ferran. Habrás ido para echar una copa y saldrás con una ración de queso o encurtidos saboreada (limitada pero adecuada oferta gastronómica) y más conocimiento vinícola para compartir. Es la gracia de Sopena. Te has convertido en parroquiano.
Hablarás del auge y buen hacer del vino catalán, de cómo se lo están trabajando en otras zonas de la península y te habrás reído cuando, tras palabras, tu amigo haya optado por una de las cervezas artesanas que Sopena también ofrece, por coherencia de local y público. La “Birra08”, por ejemplo, es una cerveza del Clot. Cliente, vecino, amigo. Forma parte del juego. Puntualmente, Ferran quiere empezar actividades divertidas con maridaje dirigido. Quizá lo haga con pulpo o carne sin tener cocina. Las alianzas que se consiguen hablando con la gente son ilimitadas. El poder del individuo amplificado en una bodega. Larga vida.
La experiencia Cultibar
Bodega viva sin restricciones en la puerta. Sentimos realidad, cercanía e historia. Personajes antagónicos compartiendo bidón. Caretas fuera hasta que el vino llega a su fin. Dicen que no hay mejor experiencia que el sentirte querido por ser uno mismo en estado puro. Aprovecha, aquí, la oportunidad es única.
Con copa de vino joven y plato de embutidos austero nos sentimos plenos. Las opciones que nos proporciona el privilegio de estar de pie nos hace olvidar la más cómoda de las sillas. El amplio repertorio de clientes nos lleva a la conclusión que cada visita será distinta. Sin «guest list» la ruleta gira sin límite. Todo al vino tinto, no va más.
Localización

Bodega 1900.- Jugar al 25%
Es carbón, son confitados, conservas, esencia. Es producto. Es hablar desde la experiencia de una bodega centenaria, frente a mejillones y quesos manchegos mientras el camarero sugiere jugar con la grasa del jamón en un Tartine ibérico. Es disfrutar sin mantel y también en barra y en color y en blanco y negro de verdades y sorpresas de bar. De tradición y modernidad; de respeto; de firma Adriá. Porque el pequeño de la saga, el de los postres de elBulli, el mentor de los recién estrellados Tickets y 41º, también sabe hablar de antaño. Sigue leyendo

La Terrassa de les Indianes.- Escribe tu historia
La idea es buena. La invitarás a visitar un museo, uno de los mejores y más pedagógicos de Barcelona, pero la sorprenderás minutos después Mojito en mano mientras saboreáis juntos uno de los atardeceres más bonitos de la ciudad. Habréis entrado a ese templo de sabiduría, pero cogeréis el ascensor para aparecer directamente en su terraza, un espacio nítido y de decoración cuidada, como de jardín chic, donde la lección -cultural o restauradora- se imparte desde cocina y barra. A los mandos, el Grupo Sagardi y Bacardí. Imposible defraudar. El éxito climático dependerá de ti. El marco es idóneo. Caballo ganador.
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La Vinateria del Call.- Prohibido pedir Coca-Cola
Esta es una historia de vida, de usos y costumbres, de crisis. Es la historia de una bodega escondida en el Gótico donde se sirve buscado vino a precio razonable para acompañar a un surtido de raciones idóneas. Una bodega con más de 30 años a sus espaldas en los que ha visto crecer esa manera de vivir y compartir a partir de una barra, de cambiar las maneras de consumo de vino, en los que ha servido a granel y por copas, y en los que ha evidenciado cómo esas sillas se hacían más internacionales y hablaban inglés ante el auge y caída de la demanda propia. Es la historia del restaurante de vinos más antiguo de Barcelona -como quieran entender el título-, la historia de La Vinateria del Call, una bodega veterana, una taberna gourmet en la que, por cierto, no se sirve Coca-Cola. Sigue leyendo

Días de Norte.- Moritz viaja al Cantábrico
Dos gildas, una ensaladilla y dos Moritz bien tiradas. Acabáis de salir de trabajar y queréis desconectar. La zona de Sant Antoni cada vez es más divertida, y habéis cogido la costumbre de tapear algo antes de cruzar el Paral.lel y acabar la noche en Poble Sec. Placeres diarios que compartís entre compañeros de trabajo y amigos, los mismos que te aconsejaron visitar un local emblema en Barcelona y que, desde hace poco, presenta nueva cara; la que buscas para esa caña tonta y bien tirada. Sigue leyendo
Bar Calders.- Legado involuntario de escritor
Neotaberna, bodega buscada, bar en mayúsculas. Café de padres, vino de interesantes, cóctel de excelsos, timbal de enamorados, bikini de grupos; vermouth por encima de todo. El Bar Calders rinde tributo a un catalán universal desde su óptica menos culta. O sí, porque esta bodega resume, aúna y actualiza los encantos taberneros de la Barcelona que vio crecer y disfrutar al Premio de Honor de las Letras Catalanas Pere Calders. Recordemos, aprendamos, disfrutemos. Sigue leyendo
La Cañota.- El éxtasis de la tapa
Dice el budismo que para alcanzar el Nirvana debes renunciar a tus deseos “mundanos” y pasar un camino de ocho duras exigencias mediante meditación. Sin tanto sacrificio, los hermanos Iglesias proporcionan un atajo y ofrecen tan anhelado objetivo con tres simples pasos. A saber: pedir una caña fresca, tapear con amigos y pagar a medias. Así de fácil. Quizá no llegues al estado máximo de pureza espiritual que se busca en el Tíbet, pero sí al “Nirtapa” que preconizan los hermanos Iglesias, esos restauradores catalano-gallegos que llevan años en el oficio del buen comer en la ciudad condal.
Bodega J. Cala.- Entras como cliente, sales como amigo
Bodega, taberna, bar de vermouth. J. Cala es todo eso y mucho más. Es botas de vino sobre la barra, madera en el suelo para enfatizar el confort, decoración peculiar, horario de picoteo y dimensiones exclusivas para que sientas el calor que emana. Es un pequeño oasis de goce matinal, una bodega desafiante al paso del tiempo que se enorgullece en servir el mejor vermouth y las mejores anchoas de la ciudad. Solo para comprobarlo merece la pena ir y descubrir que la esencia de Poblenou permanece allende su rambla. Sigue leyendo