Bares-Tabernas, Ciutat Vella

El pintxo en cuarto plano. El Bar del Basko

Yoel y su jamón

Yoel y su jamón

Honesto, trabajador y vasco. Yoel Martín llegó hace seis años a Barcelona en busca de un sueño. De familia restauradora, de su Hondarribia natal (o es Irún, a ver si te aclaras, lagun) tuvo que volar para poderse dedicar a la hostelería por incoherente que parezca. “En casa no querían que siguiera el negocio. Salir era mi única opción”. Cogió su recién estrenado coche y con 24 años realizó un viaje que cambiaría su vida. Ahora, plasma saberes mundiales y raíces en El Bar del Basko, su refugio de La Barceloneta, un local pequeño que habla de su vida y voluntad: hacer pasar un rato divertido a la gente. Con cinco propuestas de geografía e historia que presenta en pizarra hablamos de un bar vasco sin pinchos aparentes, “porque no son pinchos, ser vasco es reconocer el producto de calidad”. Cinco presentaciones y cinco porqués. Sigue leyendo

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Ciutat Vella, Horta-Guinardó, Locales, Sarriá-Sant Gervasi

Últimos bares con Teresa

Hablamos de bares, hablamos de vida. De la Barcelona actual y de la Barcelona pretérita, de sus personajes y sus relaciones, de los bares como escenario. El libro de Juan Marsé «Últimas tardes con Teresa» nos sirve de guía para realizar un documental y comprobar la vigencia de la historia de la ciudad en sus bares.

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Bares-Tabernas, Ciutat Vella, Locales, Restaurantes

Loa a la Puntualidad

Bidones y buen producto en el bar de La Puntual

Faltaban dos minutos para la hora de quedada y ella ya se había hecho fuerte en uno de los barriles que franquean la entrada de La Puntual. Esta bodega del Born lleva un año escaso abierta y había decidido conocerla. Ella y su grupo de salsa, con el que ha glorificado al lunes como día de asueto. Allí estaba, a las 19.58h, admirando el aspecto de bodega antigua que luce este bar de amor propio rodeado de externos, este hermano por parte de padre del mítico Xampanyet, este canto al buen producto que llevaba tiempo queriendo conocer.

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Bares-Tabernas, Ciutat Vella

La Fresca, la abuela y el guiri

Como toda la vida en la BarcelonetaLa rutina era la habitual. A media tarde, Matilde quedaba con sus amigas y analizaban la vida. Llevaban haciéndolo 50 años. Hablaban de tiempos pasados, de los ’60, de los concurridos merenderos que los pescadores montaban cuando volvían del mar, de los Baños de San Miguel donde veían a barceloneses de bien jugando su ocio, de las comidas fastuosas que ocasionalmente disfrutaban en el antiguo Paseo Nacional, o de lo divertido que era acercarse a Las Ramblas para descubrir esa ciudad que el barrio poco intuía. Eran vecinas de la Barceloneta de toda la vida y la tarde del viernes era para ellas.

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Ciutat Vella, Restaurantes

Pitarra Restaurant.- «Tants caps, tants barrets»

Comedor privado, despacho de PitarraEs la Barcelona del cap i pota, de la burguesía catalana, de los canelones y del catalán normalizado. Es la Barcelona del s. XIX en las cuatro paredes de un restaurante del Gótico – medalla de oro de la ciudad al mérito cívico- que rinde homenaje no por casualidad a una de las figuras del teatro catalán. En este número 56 de la calle Avinyó -calle con nombre de connotaciones picasianas y mujeres divertidas- ejerció de relojero durante años un intelectual de nombre Frederic Soler (Barcelona, 1839-1895). Allí en su tienda daba cuerdas a relojes y en su trastienda empezó a escribir algunas de las páginas más gloriosas del teatro en catalán. Fundador también del Teatro Romea, Pitarra -pseudónimo con el que fue conocido-, recibió y trató, creó para la posteridad y murió con todos los reconocimientos posibles, premios y obras que pueden contemplarse ahora en las paredes de la que fue su casa, ahora el restaurante Pitarra por obra y gracias de una familia de hosteleros. Los Roig ejercen en cocina, sala y gestión, prolongado sobre plato la magia cultural que el dramaturgo legó.

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Bares-Tabernas, Ciutat Vella

El Guindilla.- Treinta y tantos

Mesa para compartir en El GuindillaEs esa edad en la que al término «joven» le sueles acompañar el adverbio «siempre». Ya no eres púber, y comienzas a valorar cosas largamente inusitadas. Sigues queriendo la informalidad inherente de quien se asusta cuando le tratan de usted pero valoras y pagas un buen manjar en sitios en los que el tú mismo de los 90 no hubiera entrado. Esa edad en la que sigues bebiendo con amigos, hasta que llega la pareja y te recuerda que el hijo mutuo es cosa de dos. Sabes perfectamente lo que es un tartar, descartas locales por calidad y no por precio y dominas los palillos japoneses como una extensión de tus manos. Has madurado pero una parte de ti no ha cambiado, el alcohol esporádico (qué tiempos aquellos en los que nada afectaba) permanece indispensable y sigues sabiendo lo que es pasárselo bien entre gente y conversaciones de mote. Y es esa inevitable levedad del ser la que un local de La Barceloneta quiere postergar. Comerás calidad, pero tu canallismo estará a salvo. Local para los de treinta y tantos, los de treinta y pocos, los de treinta y muchos eternos. Para los jóvenes siempre.

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Ciutat Vella, Restaurantes

L’Àvia.- Contra los gourmets

Caracoles con conejoAmante del Raval y de la buena mesa, de sus conversaciones y de su comida. Manuel Vázquez Montalbán pasó por l’Àvia y seguro que volvería. Porque es imposible conocer este sitio y no recordarlo. Situado en el corazón del pequeño mundo que representa uno de los barrios más singulares de Barcelona, esta nombrada pizzería recoge mucho acerbo montalbanista. Es un restaurante de charla, de producto original. Mundano en estética; mundial en propuesta. «Contra los gourmets» es el nombre de uno de los libros gastronómicos del célebre escritor barcelonés. Seguro que está en la biblioteca que esconde l’Àvia. Porque sí, es un restaurante con biblioteca, sin cubertería de postín ni manteles a juego. Con vasos de Coca-cola y desorden controlado. Es un restaurante para hablar de bares, de comida, de literatura, donde suenan las noticias a mediodía. Para que Manolo se sintiera en casa.

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Ciutat Vella, Locales, Restaurantes

Paella Bar Boqueria.- Bendita marcha atrás

En los porxos de la BoqueriaLo desaconsejan. Lo hacemos. Hay momentos en que la primera idea no siempre es la buena. Y hablamos de gastronomía. El nombre del local y sus letras en amarillo espantarían a cualquiera que sepa untar un pan con tomate o que conozca más de dos clases de paella. Huiría. No es nuestro caso. Y no sólo porque sepamos que detrás está uno de los grupos de restauración más importantes del Principado (Los Marqués del Suquet de l’Almirall). Entramos porque sí, porque la Boqueria está girando la cara al nacional, porque sigue siendo nuestro mercado aunque el inglés sea el idioma predominante, porque le damos esa segunda oportunidad. Damos la vuelta y entramos. Paella Bar Boqueria. Son las 10.00h de la mañana y queremos comer, y beber con porrón. Justificamos la marcha atrás:

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Bares-Tabernas, Ciutat Vella

No es ella, es Moraima

Mónica, el alma de Moraima

“… Cuando quiero vivir, digo Moraima… Cuando quiero soñar, digo Moraima… Cuando quiero morir, no digo nada. Y me mata el silencio, de no decir Moraima…”. El poeta gallego Celso Emilio Ferreiro lo plasmó sobre papel y una joven emprendedora catalana le ha dado volumen y cuerpo en un local desnudo del Raval, una galería de arte con bar incorporado. Es arte en todas sus acepciones, es gastronomía, son historias sobre lienzo blanco. Pinturas, audiovisuales, Bloody Marys, cocas y ensaladas de producto forman el atrezzo. “La vida es sueño”. Soñemos en Moraima. Sigue leyendo

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Bares-Tabernas, Ciutat Vella

Bar Pasajes.- Vagones de una vida

Pasajes, en unos antiguos PasajesComo las que deja su cerveza bien tirada en el vaso, el bar Pasajes es una muestra de las muecas de la historia de la ciudad. A finales del s. XIX y principios del XX, el Pasaje de las Manufacturas funcionaba como pequeño mercado, como antesala del de Santa Caterina, que el cliente atravesaba desde la fronteriza calle Trafalgar hasta la ya céntrica Sant Pere més Alt.
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Bares-Tabernas, Ciutat Vella, Locales

La Guingueta.- Abellán al sol

De fácil accesoNo quiere ser uno más aunque sabe dónde está. A pie de playa, donde la oferta está consolidada, donde la gente sabe qué pedir y qué esperar, proponer algo más y sin miedo agrada. La Guingueta enarbola lo que somos y a lo que ha llegado a ser esta ciudad sin perder de vista el agua. Un canto a la gastronomía glocal con guiños, un helado con al firma del mejor pastelero del mundo, un sandwich que constata calidad. Es el chiringuito de Carles Abellán, un chef con estrella, un cocinero que ha visto que en la playa de Barcelona (en el corazón de La Barceloneta) también hay hueco para cambiar la forma de expresarse y llegar a todo el mundo en propuesta, en producto y en servicio, ya que tres camareros nutren la arena, desde la que se puede pedir a carta y hasta que traigan el periódico. Servicio integral. Servicio de estrella. Sigue leyendo

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Ciutat Vella, Locales, Restaurantes

Las Fernández.- De Ponferrada y ravaleras

Bodegón FernándezEsta es la Barcelona que gusta. Donde vienen y se integran, donde sienten como propio, donde convergen intereses. Barrio prohibido durante años, odiado por unos, aclamado por otros, el Raval siempre ha estado ahí, para demostrar el peso social del, o de lo, recién llegado a la ciudad. El canallismo que emanaba a mitad del siglo pasado no ha sido borrado el paso de las Olimpiadas y, aún con hoteles y tiendas bien, sigue siendo ese barrio donde puede pasar de todo, como que tres amenas hermanas del lejano León, quizá nos maten ante este generalismo de capital de procedencia, reinen en un restaurante con sonrisa y hagan guiños gastronómicos sobre plato a sus vecinos pakistaníes. “Un barrio. Una manera de vivir”.

Dirección: Carretes, 11
Precio medio: 25€. Papas «don’t preach», 6,80; cecina de León 6,90S; croquetas, 6,50; setas en ensalada, 10,90; tataky de salmón, 12,80; Burguer Premium al cordero Hal.al 10,90; Sartenazo de las Fer, 12€.
Imprescindible: Sobre mesa alta, pedir cecina, croquetas y una copa de vino del Bierzo. Salir y hablar con el Raval.
Horario: De martes a domingo, de 20.00 a 02.00h.
Teléfono: 93 443 20 43
Web: Las Fernández

Según Cultibar

Mejor reservarLas Fernández (Beatriz, Bibiana y Berta, las tres B) no es sólo un apellido o el nombre del bar. Las Fernández es una manera de integrarse en una ciudad y de aportar con alma. De rojo placentero, llevan diez años creando parroquia en el barrio desde un restaurante natural, donde ofrecen una cocina mediterránea y saludable, quizá castiza, siempre al día, con productos y platos de origen propio. Ellas son nacidas en Ponferrada, en el Bierzo, al oeste de León, cuna del botillo (que ofrecen por encargo, dada su complejidad) o de la mejor cecina, hogar de una gastronomía de marcado acento galeico dada su cercanía.

Fusión, adaptación, parroquia. Sin menú, tiran de una carta pensada siempre con sugerencias extras del día “para que nuestros queridos asiduos no se aburran”. Tienen mar y montaña, local y global, berciano y universal. De allí, pimientos asados del Bierzo con anchoas y parmesano, croquetas de cecina y pimiento caramelizado (una delicia especialidad de la casa), cecina de León o nido de pulpo a Feira. Ya del mundo, setas en ensalada al queso de Posada de Valdeón y nueces, ensalada de frutas de temporada con crema de yogur aromatizado o tataky de salmón con crema de remolacha y mozzarella fresca.

Como bonus track, el guiño al barrio y a sus habitantes: la Burguer Premium al cordero Hal.al, y la manera Fernández de entender un clásico: las papas «don’t preach», patatas al horno con aceite de rúcula y albahaca, “la brava del raval”. Para maridar, vino Mencía del Bierzo, cómo no. Gran tierra. Mejor adaptación.

Delicatessen FernándezRespiran humanismo y calidez en local, con larga barra para fieles adeptos, mesas altas para grupos y divertidos y media docena de mesas para degustar con calma esa selección de platos creados a pachas entre las bercianas y su cocinera local, de nombre Belén y gusto refinado. La calma en la degustación, aunque suficiente, es relativa, ya que sólo abren a partir de las 20.00h y en dos turnos de cena. “La gente lo sabe. No hay problemas. Y si alguien se queja de que el segundo turno es muy tarde, le recomiendo un par de sitios para tomar algo cerca de aquí», sonríe Berta. Eso es hacer barrio. El gintonic en barra final es obligado. Después, sales y redescubres el Raval, replanteándote prejuicios de adopción.

La experiencia Cultibar

El Raval nos recibe con la intriga y magia que le caracteriza. En la entrada, fumamos expectantes ante un viaje gastronómico con cabeza en Barcelona y corazón en León. Entre sonrisas cercanas, nos ofrecen un vino del Bierzo. Cualquier otra sugerencia en aquel lugar nos hubiera decepcionado profundamente.

Influenciados por la urbe en cuanto a decoración alternativa se refiere, el acento de Berta y su modus operandi nos confirman que los orígenes no se han perdido. La cocina se transforma en el mejor ejemplo de familiaridad cuando un comensal modifica el plato a su gusto entre unos fogones para todos los públicos. La jerarquía para ejercer este tipo de acciones se gana con el tiempo. Aquella noche empezamos a soñar con poder alcanzarla.

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