Mi nombre es Pocholo (nombre real), soy un periquito y vivo en la Bodega Esplugas. Aquí he morado toda la vida, entre estas cuatro paredes de vivienda y bar que mis propietarios -y amigos- han regentado desde mucho antes que yo naciera. Cuando llegué, años ha, esto era una fiesta. Tenía más amigos pájaros, cantábamos y reímos con clientes que venían a por la comida, que echaban el orujo y que brindaban con cava. Las botas granaban vino y las despensas bailaban entre conocidos. Ahora, pese a que estéticamente elbar no ha cambiado mucho, ya no es lo mismo. Estoy pensando en retirarme. Mis amigos pájaros se han ido muriendo, la clientela ha bajado y hasta hay personas que ya no entran a por vino si no para hacerme fotos con teléfonos increíbles. Ya no reímos como antes. No abandonaré el bar, pues es mi casa, pero estos nuevos tiempos no van conmigo. Quizá llega ya la hora que la bodega, la vida laboral de María -la jefa-, y un servidor demos un paso al lado. Antes, lego mi historia.
Sigue leyendo →