Bares-Tabernas, Ciutat Vella, Locales

La Terrassa de les Indianes.- Escribe tu historia

DaiquiriLa idea es buena. La invitarás a visitar un museo, uno de los mejores y más pedagógicos de Barcelona, pero la sorprenderás minutos después Mojito en mano mientras saboreáis juntos uno de los atardeceres más bonitos de la ciudad. Habréis entrado a ese templo de sabiduría, pero cogeréis el ascensor para aparecer directamente en su terraza, un espacio nítido y de decoración cuidada, como de jardín chic, donde la lección -cultural o restauradora- se imparte desde cocina y barra. A los mandos, el Grupo Sagardi y Bacardí. Imposible defraudar. El éxito climático dependerá de ti. El marco es idóneo. Caballo ganador.

Dirección: Pl. Pau Vila, 3 (Palau de Mar)
Precio medio: Croquetas de bacalao, 11€. Patatas bravas, 6,50€. Chipirones rebozados, 18€. Pan de vidre con tomate, 3,50€. Bombas, 6,50€. mojito, Cuba Libre y Daiquiri, 9€. Otros combinados, entre 10 y 15€.
Imprescindible: Con un tartar para compartir, brindar con un Mojito en silencio mientras absorbes cómo tu ciudad te puede seguir sorprendiendo.
Horario: Todos los días de 10.00h a 02.00h. Viernes y sábado, hasta las 03.00h.
Teléfono: 902 520 522
Web: La Terrassa de les Indianes

Según Cultibar

Una terraza elegante en BarcelonaEs un tridente raro. Una conjugación de saberes que ha recalado en un emplazamiento idóneo. Estamos en la terraza del Museu d’Història de Catalunya, encarados al Port Vell y con el marco del Moll de la Fusta como antesala de una ciudad expectante. Al alcance, tras haber dejado atrás el restaurante 1881 que sirve de aclimatación al espacio, una barra de chill out, una larga bancada de efecto infinito y varias mesas diseminadas que dejan más aire si cabe para respirar. Madera en el suelo y ambiente elegante. Contra la fachada, la ornamentación floral y blanca separa varias estancias -llamémoslas así- para grupos más acomodados. Armonía coctelera para noche de futuro en el aire. La historia pasada se ha quedado a la entrada del restaurante. Ahora tú escribes la tuya.

La Terrassa de les Indianes abrió en junio con una carta para todas las horas del día. Quiere a parejas y amantes de la belleza, pero también al empresario de la zona en un desayuno tardío y al grupo de amigos salidos de la oficina con ganas de hablar del cielo sobre sus cabezas. Para ello, se ha dotado de un listado generoso de combinados -evidentemente, indiscutible no pedir un Mojito con Bacardí-, de Gintonics -con variedad importante de tónicas como la de cardamomo, pimienta rosa, etc.-, de Martinis -a destacar el Royale, para el sol de tardes-, así como de otros licores y espirituosos que vale la pena saborear entre maderas.

Para acompañar, y aprovechando la cocina del restaurante aledaño, una minuta correcta avalada por Sagardi con tapas de obligado cumplimiento en terraza. Son croquetas de bacalao, patatas bravas (cocinadas aquí con piel), ración de Ibéricos o queso artesano, ostras de Marennes, pan de vidre o bombas de La Barceloneta, haciendo gala del eminente barrio en el que está ubicado. Y, junto a ellas, una propuesta cultural complementaria -por algo estamos en en museo- que va desde una sesión de dj hasta obras teatrales en escenario aneño que bien maridan con un cóctel. Un tres en uno desde un punto de vista nuevo de la ciudad.

La experiencia Cultibar

Tartar de atun de almadrabaLa entrada silenciosa a través del pasillo de la planta cero del museo imponía cierto respeto. La indicación sutil y discreta del miembro de seguridad nos lanzaba a la cuarta planta. Nuestra sensación de sobriedad se desvanecía paulatinamente a medida que atravesábamos la zona de restaurante y nos adentrábamos en la terraza.

El imperio Sagardi empezó a cautivarnos con un recibimiento elegante por parte de uno de los miembros del staff. Eran palabras y gestos propios de quien tiene tablas en la noche del «postureo» barcelonés. Nada que ver con una prolongación del museo que restaba a sus pies. La magia de las vistas eran claro ejemplo de cómo tu propia ciudad puede seguir sorprendiéndote. Altura justa para oler el mar y sentir la montaña.

El azar nos colocó junto a una mesa de tres mujeres con un perfil mediterráneo de «Sex and the City». No hablaban de historia, aunque no por ello sus temas de conversación eran menos interesantes. Contraste inteligente para algunos, decepción para otros. Nuevas ilusiones para una terraza con todo por escribir. El prólogo cumplió expectativas.

Todo es mejorable

Es una terraza VIP con nombre y apellidos. El precio es consecuente, así como la atención. “¿Dónde querrán sentarse? Para llevarles la consumición”, comentaron sólo oler la brisa. Será que uno no está acostumbrado a tanto servicio…

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