Cafés, Eixample, Locales

DelaCrem.- Jugando a los helados

Fresa, chocolate y lo que se tercieEl secreto está en la masa, decían. Aplicable. El secreto, en este caso, está en la elección de los ingredientes y en su proporción adecuada. Una máquina bien elegida lo amalgama todo y las dotes creativas de propietario y ejecutoras de personal culminan las loas. Estamos en medio del Eixample, es verano, hace calor y dudamos entre el de higo o el de pistacho. El de infusión de tomillo lo dejamos para mañana. Estamos en DelaCrem, una heladería artesanal italiana, uno de los locales mejor valorados por la comunidad de Trip Advisor en Barcelona.

Dirección: Enric Granados, 15.
Precio medio: Tarrinas y conos, de 2,40 a  5€, según tamaño. Affogato al café -ese bola de helado bañada en café-, 4,50€. Horchata, 2,50 y 4€. Croissant, 1,40€; bizcocho de muesli, 2, y brownie, 2,50. Cortado, 1,30€.
Imprescindible: Encontrar la complicidad necesaria para demandar una degustación por colores de helados. Y dejarse aconsejar.
Horario: De lunes a miércoles y domingo, de 9.30 a 21.30h. De jueves a sábado, de 9.30 a 0.00h.
Teléfono: 930 041 093
Web: DelaCrem

Según Cultibar

Helados 100% artesanales en BarcelonaNo cercioraremos que es el mejor helado de Barcelona, pero sí podemos argumentar la base para entender su éxito, ese que ha hecho que DelaCrem siga en pie de guerra tras tres años de aventura y una inversión inicial y diaria importante. Trabaja con productos 100% naturales, esos que va a buscar diariamente al mercado, produciendo helados que sólo contienen entre un 6 y un 9% de grasas. El resultado son productos sin gluten hechos al momento, delicias cremosas y gustosas al mejor estilo italiano. No en vano su alma mater, Massimo Pignata, procede de Turín, tierra en la que el helado compite en amistad con la cerveza o el vino.

A DelaCrem no puedes llegar con el gusto predefinido. Se trata de jugar y dejarte sorprender. Las variedades de helado pueden cambiar día a día según la compra matinal del piamontés, según él vea cómo está el tiempo o sus ganas de divertirse. “Hoy he encontrado unos pomelos excelentes y los voy a sacar con menta”. Sin ser esquivo a los sabores tradicionales, prefiere jugar con variedades “menos comerciales” que acabarán triunfando. Así, ha trabajado sobre helados de “Coca de Sant Joan”, de caqui o de “mel i mató con nueces”. Los más demandados, sin embargo, los de avellana, pistacho e higo, que duplican en ventas a los de chocolate o nata. ¿En tarrina o en cono? “Déjate de snobismos. Simplemente disfruta”.

La barra de DelaCremPero a esta heladería cuca de esquina buscada, con una terraza donde acoge a todos aquellos que no caben en un local con cuatro mesas y mucha crema, no solo se acude a degustar uno de los sabores helados más auténticos de Barcelona. La filosofía Pignata, sin aromatizantes ni adornos que disimulen vergüenzas que no posee, abarca complementos sanos de local exigente. El granizado es de fabricación propia y sigue los mismos cánones de salubridad que su hermano helado, así como la repostería. Con un apartado propio en el obrador inferior, Silvia ejecuta con mano diestra bollería artesanal que, a igual filosofía, puede ir variando según el día.

DelaCrem es natural, y es diversión. Jugarán a descubrirte, a proponerte y a sorprender. Es una heladería italiana de cero ostentación, una cafetería de mañanas de precio correcto, un local de naturales que miden el gramo y un restaurante del postre helado sin hielo. Es juego, y es arte.

La experiencia Cultibar

Contaban que era natural, de temporada, con oferta amplia y en ocasiones sorprendente. En esquina inteligentemente elegida, destacaba una terraza cotizada y una cola respetable. «Víctimas» del prestigio, los idiomas se multiplicaban entre unos clientes dispuestos a jugar a los helados. La pareja en momento cumbre luchaba por satisfacer las necesidades del otro. El niño comía con los ojos, reclamando el mayor cono posible. El abuelo, impactado por la existencia del helado de mojito, optaba por una elección más clásica. Los helados dejaban de ser un juego para convertirse en arte.

Terraza de DelaCrem, en Enric GranadosLlegó nuestro turno y decidimos dejarnos llevar por las recomendaciones de unos ojos verdes que no paraban de regalar sonrisas, inconscientes de lo caras que podrían llegar a pagarse. Rumbo a la terraza, dudábamos ante el protocolo a seguir. El escoger o no una bebida, acompañarlo con algo de la cuidada oferta de pastelería o bien tomarnos un café tras el helado eran preguntas que aparecían. Rodeados de una clientela con tablas en el asunto, decidimos observar y aprender. ¿Quién dijo que los helados no eran gastronomía? Respeto.

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