Oro parece, plata no es. Juguemos a las siete diferencias con un pincho de pollo al curry y una copa de Priorat. Hagámoslo desde lo más profundo del barrio de Sants, desde un restaurante de cuidada estética y artístico nombre. Y hagámoslo desde su barra, que hemos reservado por teléfono. El tiempo del juego dependerá de nosotros; la hora aproximada y el día vendrán condicionados. Qué amenos resultan los estereotipos y trampantojos cuando acabas sorprendiéndote con verdades que gustan. No estamos en Nueva York -quizá sí en Bilbao-, pero bienvenidos al Moma, un bar de contrastes, matices, detalles. O era un restaurante… Sigue leyendo
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Barcelona, ciudad gastronómica
Cosmopolita, abierta, integradora, moderna y con los pies en su tierra. Hablamos de la gastronomía de Barcelona, pero lo podríamos hacer de la propia ciudad.
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La Barreta.- La dictadura del mercado
No es un mercado legendario, ni tan famoso como otros en Gracia, pero hace que la vida en derredor siga su ritmo. “Casi ningún bar de la zona abre por las tardes. La calle sigue la pauta del mercado de la Estrella”. Lo dice Vane, una cocinera ex elBulli cansada de la alta cocina que regenta desde 2010 un pequeño bar a escasos metros del sol de calle. Es La Barreta, un bar de comidas, un bar donde el manido adjetivo “de comida de mercado” toma todo su sentido. Hace platos, sin menú ni carta. Adiós formalismos. Es la cocina de toda la vida. Sigue leyendo
Barcelona y las rutas de tapas
En Horta-Guinardó, Sant Antoni, la Taxonera, la Barceloneta, en toda Barcelona. Las rutas de tapas han proliferado y cada vez tienen mayor acogida. Varían en días pero acostumbran a tener una temporalidad y un objetivo común: promocionar y dar a conocer la oferta de restauración de la zona.
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Bar Pasajes.- Vagones de una vida
Como las que deja su cerveza bien tirada en el vaso, el bar Pasajes es una muestra de las muecas de la historia de la ciudad. A finales del s. XIX y principios del XX, el Pasaje de las Manufacturas funcionaba como pequeño mercado, como antesala del de Santa Caterina, que el cliente atravesaba desde la fronteriza calle Trafalgar hasta la ya céntrica Sant Pere més Alt.
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El Mercat de Glòries, la nueva Barcelona gastronómica
El pasado 18 de septiembre abrió sus puertas la última apuesta gastronómica de la ciudad. Está dentro de un centro comercial, Glòries, pero quiere representar un cambio con la oferta histórica de estos grandes centros en torno a la cocina.
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Trescientos años para comérselos
Bonito ejercicio histórico-gastronómico el que plantea la Ruta 1714. Probar en seleccionados restaurantes al menos un plato que los catalanes degustaban a principios del s. XVIII. Es viajar en el tiempo mediante el gusto y recrear.
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La Guingueta.- Abellán al sol
No quiere ser uno más aunque sabe dónde está. A pie de playa, donde la oferta está consolidada, donde la gente sabe qué pedir y qué esperar, proponer algo más y sin miedo agrada. La Guingueta enarbola lo que somos y a lo que ha llegado a ser esta ciudad sin perder de vista el agua. Un canto a la gastronomía glocal con guiños, un helado con al firma del mejor pastelero del mundo, un sandwich que constata calidad. Es el chiringuito de Carles Abellán, un chef con estrella, un cocinero que ha visto que en la playa de Barcelona (en el corazón de La Barceloneta) también hay hueco para cambiar la forma de expresarse y llegar a todo el mundo en propuesta, en producto y en servicio, ya que tres camareros nutren la arena, desde la que se puede pedir a carta y hasta que traigan el periódico. Servicio integral. Servicio de estrella. Sigue leyendo
La Bodegueta d’en Miquel.- Nou Barris reloaded
Disfrutar del día en Nou Barris. Un barrio históricamente obrero, que ha conseguido con luchas vecinales su integración en la ciudad y en sus comodidades sin perder nunca el orgullo propio. Aquí saben de tapas, de cultura de bar. Las reuniones vecinales toman estos recintos para prolongarse y es muy difícil sentirse defraudado. La inmigración del s. XX portó diversas procedencias al barrio, que han sabido integrarse para erigir algo propio. Y es aquí, entre bares de producto excelente y, seguramente, estética pretérita -de las que gustan a unos y escandalizan a otros, un bodeguero con experiencia ha cambiado. La Bodegueta d’en Miquel es una bodega -los parroquianos reconocen-, pero el jefe ha re-evolucionado el acompañamiento del vino. Sigue leyendo

Les truites.- La tortilla rusa
Cinco participantes, una mesa, se discute el ganador. Todos han venido a jugar y descubrir, pero con motivaciones y anhelos diversos sin nada en común. Quizá sí: el lugar. Les Truites, un restaurante donde tendrían que vetar a cobardes, un restaurante de nueva localización y vieja estirpe con el huevo y la sartén como protagonistas, y la mente humana como límite. Sabores, olores, trampas y reconocimiento. De su cocina salen las mejores tortillas, dulces, saladas y caldosas, de pies de cerdo y de pescado y marisco, de ricotta y menta y de setas con salsa trufada. Tortillas a discreción con las que jugarse el premio. Participantes a la mesa, la casa ha dispuesto sobre plato grande la selección de porciones de tortillas del día. Es la gran tortilla rusa, el juego de la casa. Sigue leyendo

Pepa Tomate.- La redvolución
Espíritu, filosofía, ambición. Con una propuesta gastronómica reconocible en carta, divertida en plato y placentera en boca, Pepa Tomate aporta en rojo inteligible y pies en el suelo desde esquina de plaza guerrera de Gracia. Lo hace desde la modestia otorgada al ofrecer una cocina de aquí sin restricciones estúpidas, como embajador de la virtud local en un barrio de propuestas exóticas. Quim Marqués, alma del Suquet de l’Almirall, está detrás del proyecto, pero es su personal joven de camisetas con dorsal el que ha conseguido atraer y dinamizar a un público ya acostumbrado a navegar por Verdi entre croquetas orientales y enrollados nipones. La Gracia original revive en Pepa Tomate. Sigue leyendo

La Cantina.- Donde Cobi se alimenta
Javier Mariscal erigió en uno de los múltiples complejos industriales que el Sant Martí histórico legó a la ciudad moderna un vivero de empresas acorde. Entre estudios de diseño, arquitectura o fotografía, ahora Palo Alto se esconde con jardines y tranquilidad, convertido en una especie de cueva donde sus trabajadores encuentran el punto de tranquilidad vetado extra muros, un espacio de creación en el que alimentan cuerpo y mente. De lo primero se encarga La Cantina, la vuelta de tuerca de un comedor de empresa, una nave sin letrero entre vegetación y huertos donde, por doce euros, y solo en horario de mediodía, las bulliciosas mentes de los clientes encuentran comprensión.
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