Neotaberna, bodega buscada, bar en mayúsculas. Café de padres, vino de interesantes, cóctel de excelsos, timbal de enamorados, bikini de grupos; vermouth por encima de todo. El Bar Calders rinde tributo a un catalán universal desde su óptica menos culta. O sí, porque esta bodega resume, aúna y actualiza los encantos taberneros de la Barcelona que vio crecer y disfrutar al Premio de Honor de las Letras Catalanas Pere Calders. Recordemos, aprendamos, disfrutemos. Sigue leyendo
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Llamber.- La cena viene después
Cuando abran de nuevo esa joya de la arquitectura del hierro llamada Mercado del Born (dicen que a finales de 2013), el local también brillará al exterior. Internamente, lleva semanas haciéndolo. Llamber remodeló a finales de verano un antiguo almacén de frutas para convertirlo en un restaurante multifuncional y con gusto, para erigir un reducto astur en una ciudad que no había descubierto con fe los sabores reinventados de esa dispensa increíble que es la tierra de don Pelayo. Sigue leyendo
Gatamala.- La tapa no se pide
Bar de caña y tapa, de charla trivial y conversación madura, de respeto y amistad. Otra filosofía. Puede estar lleno, debe, pero el roce no molesta. Las tapas vuelan entre clientes que se saludan, se respetan, interactúan, a sabiendas que la armonía de un bar debe preservarse. La cerveza se sirve goteando, puede manchar. Debe. Filosofía de local. Respeto por su cultura. Comer, beber, disfrutar. Socializarse, al fin y al cabo. Sigue leyendo
Bodega Fermín.- La improvisación de un día laborable
Habla de la historia de Barcelona, del devenir de la restauración, de la importancia del vino. Habla del cambio de costumbres en el consumo de ultramarinos, del paso del tiempo, de la imperturbabilidad del buen trato. Bodega Fermín es más que una bodega; es una manera de entender la vida, de hablar con tus vecinos, de conocer tu ciudad. De vivir, de tomar.
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Bodega J. Cala.- Entras como cliente, sales como amigo
Bodega, taberna, bar de vermouth. J. Cala es todo eso y mucho más. Es botas de vino sobre la barra, madera en el suelo para enfatizar el confort, decoración peculiar, horario de picoteo y dimensiones exclusivas para que sientas el calor que emana. Es un pequeño oasis de goce matinal, una bodega desafiante al paso del tiempo que se enorgullece en servir el mejor vermouth y las mejores anchoas de la ciudad. Solo para comprobarlo merece la pena ir y descubrir que la esencia de Poblenou permanece allende su rambla. Sigue leyendo