Su terraza abierta todo el año es un inconfundible de plaza Cataluña. La hemos visto siempre ahí, llena, y nos ha costado entrar por puros estereotipos. Ahora el turismo cede y puedes llegar al interior para descubrir que el Hard Rock Barcelona es mucho más que un sinónimo de turista. Hazlo, cruza la puerta, juega. Es un espectáculo visual y de servicio, un ambiente elegantemente estrellado que no enmascara un buen producto, trabajado al momento y con las herramientas adecuadas, un espacio de color para plantear una noche diferente, para cruzar el Atlántico en patines y aparcar el Mustang frente al dinner. Estás en Tennesse. Suena Elvis. El batido espera.
Dirección: Plaza de Catalunya, 21
Precio medio: Difícil calcular. Las raciones son XXL. Jumbo Combo, 18,95€; Nachos, 12,50; Burguers, 15,25; Ribs, 18,75; Brownie, 8,75. Cocktails, desde 9€. Cerveza Estrella 3,95. Selección de vinos, desde 4,55 la copa.
Imprescindible: El olor a madera ahumada que desprende cualquiera de sus sandwiches.
Horario: Todos los días de 12.00h a 02.00h. Fines de semana alarga el cierre hasta las 03.00h.
Teléfono: 932 70 23 05
Web: Hard Rock Café Barcelona
Según Cultibar
Mr. Pink: Look, I ordered coffee, alright? And we been here a long fucking time and she’s only filled my cup three times. When I order coffee I want it filled six times.
Mr. Blonde: Six times? Well, what if she’s too fucking busy?
Mr. Pink: The words “too fucking busy” shouldn’t be in a waitress’s vocabulary.
No vas a pedir café aunque abran pronto, pero una vez en la mesa, o en alguno de los taburetes que secundan la barra central, el camarero va a ser uno más. Te preguntará, te aconsejará y te guiará, y lo hará sentado a tu lado, con un descaro que no debe malinterpretarse. Antes, habrás escogido sitio. Te habrás declinado por el escenario o, si vas en grupo, por alguno de los sofás en forma de “U” tan reconocibles de los restaurantes americanos. Habrás paseado también entre guitarras originales de Metallica o Bob Dylan y chaquetas de David Bowie o Michael Jackson, y habrás identificado acentos y maneras entre vecinos que te harán sonreír. Estarás, estaréis (siempre mejor en grupo) preparados para una sesión culinaria del sudoeste americano que cambiará prejuicios.
Mia Wallace: Don’t you just love it when you come back from the bathroom and find your food waiting for you?
Sois valientes y adaptables. Empezáis a entender dónde estáis y optáis por camuflaros en el ambiente entre hamburguesas y frijoles. La carta narra y explica, y la comentáis ya con un sorprendente acento inglés. Starters, entrees, burguers, sandwichs y ribs. La casa por la ventana. Aparece Aerosmith en pantalla y altavoces y os decidís por empezar con el Jumbo Combo, un festival de aperitivos con DO y rollitos de primavera, alitas de pollo, aros de cebolla, barcas de patata y pollo Tupelo servido con cuatro salsas diferentes para compartir. Reaparece el camarero y os comenta como anécdota que Tupelo es la ciudad de Mississipi donde nació Elvis. Rock ‘n’ roll.
Unos nachos XL y con excelente queso fundido anteceden a los principales que pensáis compartir. Queremos probarlo todo. Mientras las manos del desenfadado camarero sirven la ración correspondiente de Ribs, esas costillas con salsa barbacoa donde la carne se desprende sola del hueso y que la casa elabora en ahumadero propio, y las dos hamburguesas Legendary, su boca explica la que os habéis perdido: la hamburguesa local, la única que cambia de HRC a HRC del mundo. Aquí, con queso manchego y butifarra. Demasiado metidos en el guión. Guiñas el ojo a tu compañera: I love you, Pumpkin. I love you, Honey Bunny.
Vincent: You think I could have a sip of that?
Mia Wallace: Be my guest.
Vincent: I gotta know what a five dollar shake tastes like.
El inglés ya no es un problema y habéis tarareado con complicidad las canciones que vosotros mismos habéis pedido a un chico de charla alegre con iPad que sondea mesa a mesa gustos e impresiones. No queréis marchar sin el batido. Uno de mango y fresas, un Tequila (México está cerca) y un brownie para todos. El Nothing Else Matters de Metallica despide la noche. La experiencia gastronómica ha estado a la altura. El ambiente ha ayudado. Os levantáis e imagináis a John Travolta y Samuel L. Jackson entrando con americana por la puerta. No van a recitar la Biblia; van a hablar de hamburguesas.
La experiencia Cultibar
La velada se presentaba con cierto escepticismo. Tratamos de evitar visualizar el luminoso logo con el objetivo de evitar ser influenciados por una “marca” sobre la que tantos prejuicios se han creado. Las dudas se disiparon al pisar el escenario. Rodeados de estrellas, se percibía una noche prometedora en el backstage. Afortunados, nos tocaron las mejores entradas. En la zona del palco de honor, con la pantalla en la que sonaban temas históricos a nuestro alcance, el “show” lucía en su máximo esplendor.
Daniela, con un estilo cercano, empático y profesional, nos adentró en el particular concepto gastronómico de Hard Rock. Alargamos nuestras dudas al pedir para poder escuchar sus recomendaciones una y otra vez. Pasaban muchas cosas en poco espacio, en poco tiempo. Tan sólo genios al nivel de Tarantino serían capaces de plasmarlas en un guión.
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Realmente es un sitio para visitar, pero acabas pagando el gusto con demasiada exageranción, además desde que han hecho las reformas es todo todavía más caro.
Si queréis leer alguna crítica divertida sobre restaurantes, aquí os dejo mi blog.
http://experienciaculinariabarcelona.wordpress.com/