Lleva nueves meses en servicio, y funciona. Quizá el producto no sea el idóneo para un local, pero el turista encuentra en él dos de los principales reclamos por los que ha llegado a la ciudad. Hablamos del Gourmet Bus del Grupo Julià i Turisme de Barcelona, un bus cómodo donde descubrir mediante las propuestas gastronómicas del estrella Michelín Carles Gaig los encantos arquitectónicos y paisajísticos de la antigua Barcino.
Precio: 105€
Horario: Salidas a las 17.30h y 21.00h. Se amplían según temporada.
Capacidad: 34 butacas distribuidas en 12 mesas para grupos de 2 y 4 personas en la planta superior.
Más información: Gourmet Bus
Por número total de turistas, según datos de Turisme de Barcelona, la capital española sigue por delante de la homóloga catalana, aunque es Barcelona la que congrega un mayor porcentaje de turismo internacional. Y es a éste al que se dedica la propuesta. Es a éste, al que llega maravillado por el legado de los Juegos Olímpicos, por la magnificencia natural de Gaudí o por la dimensión del Barça, pero también por la fama de Ferran Adriá y de la gastronomía local, dimensión que ya se encuentra entre el top five de los motivos de su llegada.
Se completa el círculo, se comparten placeres. Son tres horas de experiencia con información oral (mediante audioguías) y escrita (mediante Ipad con el que interaccionas en la mesa) y estímulos visuales, que convergen en los jardines de Miramar, en Montjuïc, cuando el bus que te ha paseado por Barcelona estaciona y los placeres se concentran sobre bandeja. No es una cena en elBulli pero, bien explicada, puede colmar tus ganas.
Aparece sobre bandeja, en formato show cooking, dicen ellos. Cambia por temporada y comprende cuatro entrantes, plato principal y postre, todos de sello definido y con voluntad pedagógica y representativa. Son, por ejemplo, aperitivos como la terrina de pescado de roca y mayonesa suave, la brandada de bacalao con crujiente de pan y aceite de oliva virgen, la crema de alcachofas con huevo escalfado o el canelón tradicional con crema de trufa. Quieren trasmitir cultura propia, y lo hacen sobre fondo blanco. De principal, puede aparecer una Royale de pintada con Parmentier de patata y setas y, de postre, lo que llaman Innovación de la crema catalana.
La cena se toma en parada, con vistas, para reanudar el viaje tras el postre. Llegas de nuevo a plaza Catalunya y sales contento. Has visto Barcelona de otra manera, has aprendido -a voluntad- más mediante información y fotografías digitales y lo has completado con un menú acorde. El turista sabe más de la ciudad, del país, de su cultura. Porque la gastronomía es parte indisoluble de ésta, y está llamada a ser motor de atracción de foráneos curiosos. El Gourmet Bus, como tantas otras propuestas, ha llenado un vacío. Que sigan apareciendo…
Todo es mejorable
Aunque el concepto de propuesta es bueno, no estaría de más incidir en la trasmisión cultural de su gastronomía. El turista ha pagado por un servicio eminentemente culinario y recibe una bandeja con platos sin explicación indispensable en restaurante. Se trasmite con comida, pero se procesa por palabras. Y se culmina con atención gastronómica final. El cliente cerraría una noche perfecta con un bombón previa salida. La gastronomía que tenemos y queremos demostrar es más que mera comida. Somos mediterráneos y sociables. Prediquemos.
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ole, que idea más original, me encanta! esta muy bien decorado! además para mi es muy importante comer sano y parece que dentro del bus lo respeten! genial, espero poder ir a tener la experencia dentro de poco! gracias por la información!