Abres la puerta y te sientes a gusto. No sabes por qué pero lo notas. Optas por el sofá y te relajas. La música, quizá un poco alta pero amable, te invita a tomarte la primera. Quizá un mojito, o un gintonic. Merecen la pena. Charlando te entra un poco de hambre y decides picar algo. No es un bar de cenas. Nachos, ensaladas, fondues, noodles o naans. No hay más; suficiente. Buenas raciones a precios comprensibles. Sigues a gusto. Cae la tarde y se encienden las velas. Ya es de noche. Sales a fumar y vuelves. Estás en Gracia y son las 02.00h. La penúltima, una sonrisa y a dormir. No ha sido un día estándar.
Según CultiBar
Es un bar cómodo, de velas y sofás. Parecido en cierta medida a sus homólogos de barrio pero con un punto vintage y parisino en decoración y estética que entra por los ojos. Se llama Le Standard y es el sueño hostelero de Mary Lene, una empresaria francesa con gusto. Quería un café normando, una cafetería nuevayorquesa de luces bajas, sofás compartidos y estética industrial que fuera cambiando. De ahí el nombre. Te adentras y te das cuenta. La innovación y vanguardismo moderno de la sala principal contrasta con el comedor de la abuela de la sala de dentro. Lámparas vintage, cuadros costumbristas, ambiente hogareño y un aparato de televisión de cuando solo existía el blanco y negro. Otro mundo.
Su propuesta gastronómica y etílica también responde al propósito del nombre. Cinco especialidades para compartir y una carta completa de mojitos y cervezas de importación la resumen. Destacables la variedad de nachos (desde 4€) y la especialidad en noodles -esa delicatessen asiática de cuchara que ofertan con pollo, queso de cabra y también en formato vegetariano por 4,90€- y en naans, otra propuesta asiática de masa de maíz y queso similar a la pizza, que cuadra a la perfección con la internacionalidad buscada del local. A tener en cuenta.
Exposiciones temporales en las paredes, sesiones de música o proyecciones de películas de culto en la sala interior completan una propuesta nueva de proyección internacional, inaugurada a finales de 2010 en el corazón de Gracia, hogar del cosmopolita local y del turista formado. Ideal para ellos, para el picoteo de tarde, para la primera copa –y la segunda- del grupo de amigos, para el gintonic del solitario con Mac, para los que buscan confort en la tarde noche barcelonesa.
La experiencia CultiBar
La primera idea es la buena. Estas palabras suelen repetirse de manera frecuente en nuestra sociedad, especialmente cuando son terceras personas las que las expresan a modo de consejo. En Le Standard, aplicárselas es lo peor que puedes hacer. Entramos y nos dejamos deslumbrar por un sofá acogedor sin mirar más allá, dejándonos llevar por esa frase que nos hace perder media hora de oro.
Estamos demasiado centrados en nuestro vino y conversación, tratando de arreglar el mundo. Un break dialéctico nos abre los ojos. Miramos más allá de nuestro pequeño rincón y empezamos a vislumbrar un pasillo marcado por la forma de la barra que nos adentra en un mundo de ilusiones. Pasen y vean, el viaje va de menos a más. ¿Quieren un billete?
Todo es mejorable
El hilo musical proyecta música agradable y en sintonía con el local, pero deberían cuidar el volumen. Salvo en los conciertos, Le Standard no es un bar de ruido, no lo persigue, por lo que sorprende el volumen en una conversación normal. También comentar el vino. No es su especialidad, se nota. Tienen muy buenos cócteles, gintonics y mojitos. Quedémonos con eso.
Le Standard
Horario: de domingo a miércoles de 18.00 a 1.30h. De jueves a sábado, de 18.00 a 03.00h.
Topazi, 24
Cultibar 