Práctico, cercano y con gusto. Ese amigo que nunca te abandona. Con escasas docena y pico de plazas, Newton es mucho más que un restaurante de barrio. Escondido pero perfectamente situado (entre Balmes y Gala Placidia), hace las veces de cafetería matinal, restaurante de menú ejecutivo, amigo canalla para el after work selecto e incluso de refugio íntimo para cenas de primera hora. Quizá no aparezca en la Guía Repsol, pero además trata el producto como el mejor, sacando de su pequeña cocina magia gastronómica sobre fondo blanco.
Según CultiBar
Newton es práctico. Sirve de comedor amable para la clientela empresarial de la zona, que encuentra un espacio de asueto para el descanso diario. Les ha servido previamente de desayuno, con ofertas de combinados por escasos 2€, reencontrándose a mediodía para escoger qué sugerencia o plato del día saborearán. Después, a media tarde, se convierte en lugar de confesiones con copa en mano, charlas en las que también participarán los oriundos de la zona que vuelvan a casa. Es un punto de encuentro, un local de reunión pequeño y de buen sabor.
Newton es cercano; por precio, con platos y sugerencias del día con bebida y postre por escasos 8€, y por la singularidad de sus propietarios, con nombre y apellido, y la de sus camareros -camareras en este caso-, dispuestas siempre a tutearte y volar a tu lado. Diego Montiel, argentino, decidió aparcar su carrera de dj para dedicarse a la hostelería, y funcionó. Con ese inconfundible don de parla porteño, saluda y despide a clientes y amigos a pie de puerta mientras, desde la cocina, su hermano Marcos se asoma para hacer lo propio con caballerosidad.
Newton también es cercano por sus particularidades, aparentemente inocuas pero felizmente destacables. Es el caso, por ejemplo, del origen del nombre de algunos de sus bocadillos o ensaladas: Katy, Laura, …. Dedicados y por ello nombrados como algunos de los primeros clientes del bar, gracias a quienes el chef fue construyendo sus creaciones gastronómicas sencillas. Donde radica el éxito.
Y Newton tiene gusto, buen gusto. Porque estas creaciones tienen duende. Son productos frescos bien tratados y mejor presentados. Es una minuta a base de pastas, ensaladas, bocadillos y fajitas; una carta sencilla y de colores donde productos básicos como el pollo, las espinacas, el queso gouda, la crema de curry, el atún, la lechuga o el pepino son tratados con reverencia. Sencillez bien entendida que se aplaude, por unos 5€ el plato.
La experiencia CultiBar
Llegamos tarde y con la barriga casi llena. No nos esperábamos tal propuesta. Escogimos barra y departimos con los comensales. Nos gusta departir; forma parte de la cultura; y en Newton es religión. Con el punto y seguido, sucesión de platos bonitos de exquisita recepción con los cinco sentidos. El hambre llega cuando debe.
Las exposiciones temporales que cuelgan en las paredes ayudaron a enlazar conversaciones, que acabaron con un café con hielo y un brownie excelente compartido. Por cierto, Newton es tan atrevido y personal que hasta Sandra, la camarera, te anima a que pidas ese postre. “Lo he hecho yo, soy pastelera”. “Hazlo, si no, no parará”, comenta Diego. Lo hacemos. Gracias por el consejo.
Todo es mejorable
Comentar que es pequeño es estúpido e innecesario. Newton es acogedor y distinguido, para diez sentados y la mitad de pie. Para que todo el mundo pueda saborear el ambiente “newtoniano” de after work o con mesa asegurada, los Montiel han abierto recientemente otro restaurante 100 metros más abajo, en plena Travessera de Gracia. Se llama Hendrix, y sigue la apuesta gastronómica sencilla y cuidada de su hermano, quintuplicando el espacio. Nuevos aires culinarios y festivos que festejamos.
Newton
Horario: de lunes a viernes de 8,30 a 22.00h.
Precio medio: Menú por 7,80€. Pedir a la carta o por sugerencia, sobre los 10€.
Posibilidad de take away
Mariá Cubí, 13