Es eclético, divertido, rococó incluso. Es un bar de tapas tipo bodega extrañamente decorado en pleno centro histórico de Barcelona, donde no es fácil encontrarse un local en el que te sirvan un más que correcto bocadillo de lomo con queso por escasos 3€. Les Tapes lleva 30 años tras la plaza Sant Jaume fiel a un principio que cumple a rajatabla, y a la vista está que funciona: servir comida eminentemente de aquí para gente eminentemente de allá por un precio y una estética que gusta a ambos.
Según CultiBar
El jefe tras la barra es Santiago Valdera, un español viajado que sirve siempre acompañado de su británica mujer Bárbara, de flema característica. Lo hacen todos los días pero sólo en horario vespertino y hasta la medianoche. “Es un bar de tardes, aunque servimos un excelente café”, aclara Santiago entre engañosas jarras de litro de sangría. Y es verdad. Disponen de carta especial de cafés, donde destaca el Café Irlandés, con whisky y sólo de dos colores: blanco y negro. Bárbara lo sabe bien, se debe parecer a la Guinness.
El resto, al margen de un par de especialidades puramente británicas como el pastel de puerro o el de ternera con riñones, es gastronomía y alcoholismo patrio. Así, por un precio medio por tapa que no excede los 4€, se disfruta en la larga y aprovechada barra, o en una de las pocas y coquetas mesas bajas que la rodean, de correctas y no poco abundantes raciones de bravas, champiñones o calamares, elaboradas a base de productos frescos y del día. En su sumatorio aparece el plato estrella del local, el “Mix Tapas” –cómo no-, un conglomerado de productos clásicos por el que han conseguido salir en algunas guías gastronómico-turísticas de la ciudad.
Sí, no engaña, pero sorprende y agrada. Es un bar para turistas ya asimilados, un bar amable, gracioso y de precio ajustado, con el humor que se le demanda. Un cartel a media barra te da alguna pista: “Engañamos a turistas y borrachos”. Así se vive. Además, si Santiago está flamenco, quizá te ponga un plato de migas con tu cerveza o tu copa de vino mientras te comenta el último partido del Barça. Si no quieres hablar, bebe y disfruta de una decoración diferente en un ambiente extraño, u original según gustos, pero siempre comentable. Según dicen, los elementos decorativos que llenan el local son presentes de clientes. A caballo regalado…
La experiencia CultiBar
: Ejemplo de bar indefinible en cuanto a sensaciones se refiere. A nuestra derecha, un personaje entrañable aposentado en la barra tomándose un café con leche en vaso largo, como debe ser. Son las 8 de la tarde. A nuestra izquierda, dos estudiantes internacionales disfrutando de una sangría un lunes tarde cualquiera. El local es una gran caja de Pandora. Nunca sabes cuándo aparecerá la siguiente sorpresa. Cuando indagamos detrás de la barra, pasamos a entenderlo todo. Él decidió emprender su sueño hostelero viajando a Inglaterra. Al volver, rindió el mejor de los tributos a su tierra de acogida comprando no uno sino dos billetes de vuelta a España. Ella es Bárbara, fundamental en esta historia. En ocasiones, los clientes son la prolongación de la magia que existe detrás de una barra y, ésta, no es una excepción.
Todo es mejorable
No esperas más, pero el formato de la carta de tapas es, al menos, comentable. Se asemeja a la que te ponen en un restaurante de solera, grande y de cuero, pero ofrece un 20% de lo que en ésta te encontrarías. Grande y mal diseñada, es incluso ofensiva a la vista por esas fotos de platos desfasadas. Criticable, seguro.
Bar Les tapes
Plaza de Regomir, 4