Bares-Tabernas, Sarriá-Sant Gervasi

Comaxurros.- El dulce tiene rival

Un local diáfanoNosotros también éramos de esos. Nos gustaba así, sabíamos cuándo degustarlo, dónde ir a buscarlo, y no entendíamos otro manera de reivindicarlo como la que existía. Pero las revoluciones, en la mejor o peor acepción de la palabra, empiezan en la mente de un loco -ídem- y pueden dar la vuelta a unos sentidos lastrados por la imperturbable memoria. Los churros eran dulces y cosa de domingos. ¿Por qué? Es harina, sal y agua, y la masa no tiene azúcar: posibilidades infinitas. De roquefort, sobrasada o de miel y queso gratinado. Dulces y salados, con sabor dentro y fuera, de mayor o menor tamaño, incluso servidos con mayonesa y salsa brava. Adiós a los malditos prejuicios.

Dirección: Muntaner, 562
Precio medio: Media docena de churros, 1,80€. Churritos bravos, 2,50€. Churros rellenos, 2€. Café, 30 céntimos.
Imprescindible: Antes de jugar, pedir media docena de churros y redescubrir tu infancia desde un bar.
Horario: De martes a sábado, de 08.00 a 13.00h y de 16.00 a 20.00h. Fines de semana, de 09.00 a 13.00h y de 17.30 a 20.00h.
Teléfono: 93 417 94 05
Web: Comaxurros

Según Cultibar

Churros saladosEs un cambio de costumbres. Te gusta encontrar dónde y cómo se elabora el mejor gintonic, lo último en cocina nikkei y te vuelves loco con el sushi. Ahora lo harás con los churros. Dejarás que sean los niños los que los devoren cuando salgan del colegio y los más tradicionales los que lo sigan buscando un domingo por la mañana para alargar el desayuno. Irás, por ejemplo, un martes para abrir el hambre o un miércoles de cine pre-sesión. Y los degustarás sentado en una de sus cuatro mesas, entre dibujos modernos y ambiente cálido. Será un café, un zumo ecológico o el insuperable chocolate a la taza -aquí servido si quieres con nata montada hecha al momento para el mejor suizo- el que acompañará una ración pequeña de churros salados, quizá de parmesano, o de sobrasada, para que tu paladar descubra que el trampantojo existe.

Los mirarás, los tocarás -sin miedo a que ese aceite siempre molesto te lo impida- y optarás al final por charlar con estos churreros del siglo XXI para que te lo expliquen. Querían jugar. De familia pastelera y currículum gastronómico, Luis Estrada y Marc Muñoz pasaron años conociendo y entendiendo el producto. El uso correcto de almidón de las harinas y el aceite virgen extra de Priego de Córdoba para no transmitir excesiva potencia olivácea al churro. Salubridad y saber perfecto. Masa conseguida. En su culminación, en el juego de sabores, en su interior, en el topping está el valor añadido.

Churros con chocolateComaxurros es una churrería (no quieren llamarlo de otra manera) a dos niveles en la que degustar con descaro el churro gourmet en su versión dulce -sólos o rellenos de trufa, crema, frambuesa o fruta de la pasión- o en su versión salada, con gustos y sabores tanto dentro como fuera que pueden ir variando. En esta última versión, estarás tomando un postre con forma de churro, que culminarás con una ración de “churritos bravos”, pequeñas porciones con mayonesa y salsa brava. Tendrás conversación. Al salir, querrás tener un detalle con tu madre y pedirás una ración de los de toda la vida para llevar. O quizá optes por los lazos de chocolate, el chucho de crema o por el buñuelo de viento. Tradición y modernidad. Con cariño, los polos opuestos se atraen.

La experiencia Cultibar

Romper tradiciones. La asociación gastronómico-social nos planteaba un reto mayor. Un elemento tan aparentemente básico como el churro pretendía ganar protagonismo saliendo de su zona de confort. Comaxurros se convierte así en su laboratorio para experimentar, su primera salida sin hora de regreso marcada, su primer amor en el que los sentimientos fluyen libres gracias a la inexistencia de malas experiencias pasadas. En definitiva, encuentra su libertad.

El churro pasa a la mesa. Una pareja baja las escaleras bandeja tradicional en mano. El chocolate ya no les quema, el aceite ya no les mancha y las unidades pueden repartirse equitativamente sin aquellas papeletas que llevaban a la confusión. El concepto tradicional de domingo deja paso al de cualquier día de la semana. El mostrador nos brinda el espectáculo de los más arriesgados. Un cliente seguro pide 500 gramos de churros y de parmesano para llevar. Algo está cambiando, la decisión está en tus manos.

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